Texto: Red Queen
Foto: Rodrigo Puente
El pasado 23 de julio se celebró la quinta edición del Hell & Heaven, festival que año con año reúne al público metalero tanto de nuestro país como incluso de otros países de América Latina, posicionándose como uno de los más importantes de nuestro continente.
Desde muy temprano, miles de fans se dieron cita en las inmediaciones de la Ciudad Deportiva. Se podían ver con sus playeras de Rammstein, Therion, Guns N’ Roses, Tarja, sin importar si la banda se presentaría o no. Lamentablemente y a pesar de que se sentía vibrar el ambiente en la entrada de la Puerta 6, también se notaba la desorganización; aproximadamente había unas cuatro filas y nadie sabía para qué se estaban formando. Como cada año, el festival ya era un caos desde el inicio, lo que provocó que muchas personas se perdieran de los primeros actos del festival a pesar de haber llegado a buena hora.
Para la prensa la situación no fue diferente, una fila interminable de medios se podía ver en la entrada del festival, misma que no avanzaba con el paso del tiempo, teniendo que esperar alrededor de entre 5 y 6 horas para poder pasar. Adiós fotografías, adiós War Kabinett, en donde las vocales en The Great Deceiver hubieran sonado increíbles. Adiós Winter Haven, adiós a las suaves notas del teclado en Godslayer. Tengo que confesar que haber escuchado Bell Of Winter no me habría molestado en lo más mínimo.
A pesar de todo, intentábamos tener una actitud decente. Había mucho ambiente en la entrada, algunos ya con sus tragos de cerveza encima, otros disfrutando de compras en familia, muchos niños corriendo de un lado a otro con playeras de Metallica, Twisted Sister, Black Sabbath y por supuesto los desorientados preguntando para qué eran tantas filas.
Creo que a cualquier persona estándar, el permanecer bajo el intermitente sol lo habría encabronado mucho. Afortunadamente se iba con muy buena actitud, a pesar de haber tachado nombres de mi lista que no pude ver, gracias a los problemas iniciales.
Sabía que me encontraba más cerca del nirvana, cada vez eran más claras las voces que a la entrada sólo parecía ruido de una fiesta barata y así fue; DragonForce me recibió con los brazos abiertos de Cry Thunder y como era de esperar me uní de inmediato al Hell Stage a corear junto al vocalista. Si bien, se podría decir que son una banda relativamente joven, me parece que han llegado hasta donde están por su talento en el speed del power metal. Es por eso que me sorprendía un poco escuchar gritos impacientes presionando porque terminaran lo antes posible. “No tenemos quince años” fue uno de esos gritos. Sí, no es una banda que entre en el gusto de todos.
De forma casi inmediata en el Heaven Stage, hizo su aparición Amon Amarth, grupo que definitivamente logró sembrar euforia en el público. El escenario era alusivo con un gran casco vikingo en el centro. No cabe la menor duda de que Johan Hegg sabe lo que hace. Esa magnifica voz, el tono bajo que le proporciona ese poder a cada una de sus canciones, sin mencionar esa imponente barba. La verdad para mí en esta ocasión Guardians Of Asgaard fue incluso mejor que Twilight Of The Thunder God. El moshpit no tardó en formarse a mi lado izquierdo, mientras otros preferimos el headbanging y corear “Cause we are! We’re the guardians, guardians of Asgaard”. Definitivamente se convirtieron en una de mis partes favoritas del día.
No pude evitar volver la mirada cuando Simon Simons hizo su aparición en el escenario, porque no sólo fue dotada de una poderosa voz sino de una belleza que no puede pasar desapercibida. A pesar de no ser una fan declarada de Epica, puedo decir que cada una de las interpretaciones de la noche fue imperdible. En esta ocasión decidí que acercarme era una pésima idea, pues debido a la ubicación de los escenarios, mientras más te acercabas, menos veías, por lo que decidí recostarme sobre el pasto, mirar el cielo y escuchar la belleza de Sensorium. En el H&H había todo lo que un corazón amante del metal pudiera necesitar.
Sé que uno de los más esperados de la noche era Ghost, por lo que seguro se podrá leer de ellos en muchos lados. Así que tomé la osada decisión de dejarlos pasar en esta ocasión y ver qué más podía encontrar en el festival. Si bien, también estaba deseosa de ver más vikingos, así es, me refiero a Ensiferum y a Twilight Tavern, también quería dar una probada de aquello que me estaba perdiendo por no ser omnipresente. Como darme cuenta de que hubo un pabellón medieval todo el tiempo con presentaciones, performance y venta de algunos artilugios de batalla.
Volví a tiempo para escuchar a Five Finger Death Punch, a ellos sí que los esperaba. Ivan Moody no hizo otra cosa más que enamorarme con Lift Me Up, aún así no pude evitar darme cuenta de que el número de oyentes había disminuido en gran manera en contraste con su predecesor Ghost. Para mí, por algo se presentaron en el Hell Stage, porque en un instante pueden hacerte sentir un escalofrío por toda la piel con un poderoso heavy metal y hacerte cerrar los ojos para disfrutar de un acústico como el caso de Wrong Side Of Heaven.
Uno de los más esperados de la noche fue Twisted Sister. Tuve la fortuna de estar en un lugar bien situado, lo cual agradezco mucho, porque si en algo se puede notar la larga trayectoria del grupo, es en la calidad del espectáculo que tienen. Con esto no me refiero al performance realizado solamente en el escenario sino a la capacidad que tienen de entablar una conversación y una comunicación directa con el público. Estar ahí me hizo sentir una cruel mezcla de emociones; por un lado una increíble satisfacción de estar en el que sería su último concierto en México y por el otro una profunda tristeza por el motivo del fin de una era. Puedo decir que mi momento favorito fue cuando tocaron “The Price” para AJ Pero, “I know you rock there motherfucker”, dijo Dee Snider mirando al cielo.
Conforme se acercaba la medianoche, las personas dispersas en todo el lugar se acercaban tratando de buscar los mejores lugares para lo que se aproximaba. Si bien es posible que los únicos sitios para lograr este cometido eran desde el VIP o desde la parte trasera, lo importante en ese momento era sentir lo más cerca posible la adrenalina de estar frente a un grupo tan grande como lo es Rammstein.
Aún cuando el cansancio físico estaba presente, todos nos mostrábamos entusiastas, haciendo un notable headbanging al ritmo de la guitarra. Ejemplo más claro no podría ser otro que Feurer Frei, “¡Bang! ¡Bang!”.
Algo muy notable de Rammstein es la pirotecnia en sus espectáculos; los lanzallamas que se utilizan para resaltar algún acorde, hacían llegar ondas de calor a todos nosotros aunque fuera por unos segundos, no lograba otro efecto que hacernos sentir extasiados. Till Lindermann es un loco, siempre lo hemos sabido, es un loco muy singular, quien ha sido dotado de una voz muy peculiar, capaz de hacer tonos bajos de una manera natural y en algunas ocasiones hacer notas agudas que al público simplemente nos enloquece.
Creo que sabemos bien que en sus conciertos no hay una gran interacción con el público, por lo que simplemente nos enloqueció escucharlo hablar español. A nosotros, un público de habla hispana, coreando sus canciones en alemán, ya saben, “Amerika is Wunderbar”. No pudimos ser más afortunados porque a pesar de los nuevos álbumes nos consintieron con los clásicos que nos hicieron amarlos; “Ich Will”, “Du Hast”, “Sonne”, “Amerika” y por supuesto “Angel”.
Quizá algo que no a todos les resulte fácil de entender fue el sentimiento que experimenté al observar el rostro de Till, lleno de sudor, su maquillaje deslavado, su rostro agitado. Es increíble el sólo imaginar todo lo que debe involucrar estar de pie en un escenario frente a tantas personas. El ejecutar a la perfección cada uno de los pasos previamente ensayados, es algo digno de admirar. A mí me enloquecieron los pasos y el brillante vestuario de Christian Lorenz, magníficos.
Todos lo pedíamos a gritos, queríamos escuchar “Te Quiero PUTA” y si alguien que esté leyendo esto comparte mis sentimientos, lo más excitante de escuchar dicha melodía es que Till cante en español. Gracias Rammstein, por cumplir nuestros deseos y por la solemne despedida que nos dieron. Hasta la próxima.
Sin duda es gran noticia que festivales como éste existan en nuestro país con la fuerza como lo hace el Hell & Heaven, sin embargo, a pesar de ya contar con cinco ediciones, los problemas de planeación y logística aún siguen siendo evidentes, esperando que éstos poco a poco vayan quedando atrás, para así tener un festival de metal de la calidad que el público mexicano se merece, ya que el Hell & Heaven es lo que es gracias al talento de cada uno de los artistas que dejan todo sobre el escenario del festival.