Texto: Fernando Contreras
Fotos: Michell Alegría
Me tocó ver por segunda vez a Vetusta Morla, mis intenciones no fueron las máximas y mis expectativas se encontraron un tanto bajas. La vez pasada, con un Metropólitan medio lleno y medio vacío, la banda ofreció uno de ese tipo de shows con los que me he quedado de la misma forma; medio lleno… o mejor dicho, más vació que lleno. Así que decidí darles una chance más, ya que su presente producción, La Deriva (2014), ha sido, para mí, uno de los mejores álbumes en español de los últimos años.
El Plaza Condesa ahora se encontró más lleno que vacío, obvio es más pequeño, pero creo que la gente se sentía más a gusto. The Chamanas se encontraban presentando su álbum Once Once y se encargaron de abrir el show, no sé por qué. Nunca los había escuchado, pero las pocas canciones que tocaron, incluyendo covers, me dejaron con el alma dispuesta a encontrarme con una noche aburrida y sin razón. No son malos, pero equis, a la gente creo que le gustó, según.
Más tarde de lo establecido, Vetusta Morla salió al escenario con un pequeño intro para comenzar con “La Deriva”, canción que le da nombre a su preciado último álbum, además de “Lo Que Te Hace Grande”, “Golpe Maestro” y “La Mosca En Tu Pared”. Yo no sabía qué estaba pasando, no me disgustaba verlos como la vez anterior, así que seguí escuchando “Pirómanos”, “Fuego”, la vieja “Rey Sol” y “Cuarteles De Invierno”.
Les puse mucha atención, me olvidé del tedioso pasado que tenía con ellos en vivo y obvio no me quise mover de ahí. Siguieron con “Al Respirar”, “Baldosas Amarillas”, “La Grieta”, “Sálvese Quien Pueda” y “Un Día En El Mundo”, que incluyeron palabras “bonitas” y buenos deseos para olvidar todo lo “malo” que vive nuestro país hoy en día, principalmente en voz del tal Pucho.
“Saharabbey Road” le dio pasó al clímax o lo mejor de la noche, al menos para los demás presentes, no para mí. Mientras lo presentaban, creo que nadie se imaginó que entraría un personaje de alto calibre para acompañarlos a tocar “Maldita Dulzura”; Enrique Bunbury. ¡Wow, saquemos todas nuestras cámaras ahora y tapemos a los de atrás que llegaron tarde!
Después de escuchar “Mapas” y “El Hombre Del Saco”, me di cuenta que posiblemente estaría en el concierto más largo al que haya ido en El Plaza Condesa, parecía que faltaba un buen rato. Regresaron al escenario para seguir con una versión triste de “Los Buenos”, después “Valiente” y “La Cuadratura Del Círculo”; entraron y salieron de nuevo para terminar ahora sí con “Los Días Raros”, buena elección.
No terminé como la vez pasada, al contrario, me gustaron bastante a pesar de no ser un concierto perfecto. Cuando los vuelva a ver, espero estar más animado como muchos fans ahí presentes.